jueves, 28 de abril de 2016

Día 196. 13476 km ( 9276)


Visitar Cuba era una opción que pese a que vagaba por mi mente desde el comienzo no terminaba de cojer forma, sabía que Cuba iba a suponer un desembolso extra que no estaba seguro de querer afrontar. Hoy, 23 días después de haber puesto los pies en la isla tengo la certeza de que ese gasto extra a merecido la pena por mucho. Los primeros días los pase en la Habana, ciudad que me pareció muy bella y en la que ya empecé a intuir que Cuba,  como presuponia, iba a ser un país diferente y único. Visite los sitios más emblemáticos de la ciudad acompañado de un catalán con el que compartía habitación en una casa colonial en las entrañas de la Habana vieja.
Estos primeros día me sirvieron para familiarizarme con las dos monedas de curso legal en Cuba y para aprender a lidiar con esos pícaros cubanos que han echo de los turistas y sus cuc ( moneda de uso mayormente turístico) su forma de vida. Después de 4 días en la Habana tome un autobús hasta la ciudad de las Tunas, desde donde tenía intención de dar comienzo a mi periplo en bici por Cuba. De las Tunas me dirigí hacia el sur buscando la costa hasta Pilón, desde allí cruze toda Sierra maestra por una solitaria carretera, playas desiertas,miles de cangrejos y pequeñas aldeas con generosos campesinos que me dieron en mas de una ocasión agua y una taza de café  a cambió de nada. Después de 4 días, de haber dormido en playas inhóspitas con la sola compañía de los cangrejos y de un calor bastante acusado en algunas horas del día llegue a Santiago de Cuba. Santiago no tiene el encanto visual de la Habana pero es más reposada para el visitante,a diferencia de la Habana, uno no es constantemente interrumpido para que suelte algún cuc. Aquí tuve la oportunidad de charlar largo y tendido con cubanos, alguno claro opositor al estado cubano, otros claros defensores, fue y es un placer conocer en primera persona la opinión de estos.
De Santiago cogí dirección Guantánamo para desde allí bajar otra vez hacia la costa dirección Baracoa. En Cuba el tráfico es escaso, la gran mayoría de los cubanos carecen de vehículo propio y los desplazamientos interurbanos los hacen en autobús y cuando se tienen que mover a una distancia más corta usan desde los taxis, bici taxis, bici o carros tirados por caballos, por eso entre otras cosas, viajar a Cuba en bici es una experiencia altamente recomendable siempre que se eviten los meses más calurosos. Para llegar a Baracoa tenía que subir el. puerto más duro de Cuba y los cubanos me habían alertado de su dureza, después de haberlo pasado puedo decir que la percepción de algo viene determinado por lo que uno conoce y experimenta,  la farola en Perú sería un pequeño repecho en medio de la inmensidad de las cumbres andinas.
Baracoa es un pequeño pueblo a orillas del mar caribe, primera ciudad fundada en la isla allá por 1511, su entorno es increible, con caminos de tierra rojiza, playas vírgenes de arena blanca,miles de árboles frutales donde crecen cocos, mangos,almendras,frutabomba... uno tiene la sensación de que se podría quedar toda la vida en esas tierras, disfrutando del paraíso terrenal. Por suerte, conocí a un cubano aficionado al ciclismo y me enseñó toda la zona de forma privilegiada. Después de 4 días en Baracoa salí a las 6 de la maňana con 2 cubanos dirección Moa, una de las ciudades más industriales y feas de Cuba. En Moa, después de 75 kilómetros, me despedí de los cubanos y yo seguí hasta completar la que seguramente será mi etapa más larga en la isla, 180 kilómetros que me dejaron en Mayabi. Pase la noche en casa de una familia y al día siguiente hice los 90 kilómetros que me faltaban para llegar a Holguín, tercera ciudad más grande de Cuba. Holguín no tiene nada a destacar la verdad, un día de relax y de comer mucho mientras fuertes aguaceros caían sobre unas tierras necesitadas de agua. Desde Holguín me fui para Gibara, un pequeño pueblo pesquero que esos días estaba celebrando el Festival de cine pobre donde tuve la oportunidad de poder ver 2 buenas películas cubanas y disfrutar del concierto de clausura, todo en un ambiente muy austero y familiar pero muy digno. De Gibara tome rumbo Camagüey, en medio pasé noche en un apartado pueblo llamado Manati. Desde que salí de Baracoa el paisaje se a ido transformando poco a poco, de la exuberante vegetación, ríos cristalinos y pequeñas montañas a grandes llanuras cada vez más secas donde el ganado a ocupado el lugar de los árboles frutales fiel a esa premisa del gobierno cubano de que cada palmo de tierra tiene que producir alimentos.
Camagüey a diferencia de Holguín es una ciudad bonita, con agradables y muy cuidados parque y una avenida comercial extensa y muy viva, descansare un día entero aquí antes de afrontar mis dos últimas etapas antes de  llegar para el 1 de mayo a Santa Clara.


2 comentarios:

  1. Bien hermano ya era hora que nos pondrias al dia!!!! me consta que tienes muchos lectores con ganas de leer tus aventuras, disfruta y haznos disfrutar contigo!!!

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  2. Ahí,ahí... Queremos saber de tus andanzas... A disfrutar y haber si nos mantienes informados...

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